Cómo hacer una buena cata de vino

Cómo hacer una buena cata de vino

El vino es un elemento fundamental en cualquier reunión con amigos. A cierta edad, ya no apetece tanto salir de fiesta, las “quedadas” empiezan a ser más tranquilas y son habituales las invitaciones a cenar o tomar algo en casa. Si quieres que tu convocatoria sea diferente, divertida, atractiva y que no deje indiferente a nadie, te proponemos que organices una cata de vinos. Pero tranquilo, aquí te damos todas las claves para que sea perfecta.

  • Es fundamental que inicialmente decidas los tipos de vino que se van a catar, tinto, blanco, rosado, así como la Denominación de Origen, Rioja, Rivera, Toro…. De esta forma, tendrás la opción de realizar esta actividad de forma periódica con diferentes tipologías y así, se convertirá en un espacio de ocio y cultura que seguro os enganchará.
  • En segundo lugar, es fundamental tener preparado algo de comida para picar para después de cata, así entre pincho y pincho, se comentará la cata.
  • Lo ideal es tener una copa diferente para cada vino, para que no se mezclen los sabores, pero de no ser así, enjuaga las copas entre vino y vino.
  • Prepara un kit de cata para cada invitado, que debe contener, además de las copas, una servilleta, lápiz y hojas, para que vayan escribiendo su opinión. También es interesante contar con tarjetas informativas de cada vino.
  • Las botellas deben estar 48 horas antes en posición horizontal y a temperatura ambiente.
  • Los vinos se catarán según su potencia de aromas. Del más suave al más potente al final.
  • Si quieres que la cata sea profesional, contrata a un enólogo o sumiller que os hable de cada vino y os guíe en la cata. De no ser así, te damos algunos consejos sobre cómo llevarla a cabo:
    • Fase visual: lo primero que debes hacer al descorchar un vino es analizar su corcho, éste debe estar ligeramente humedecido lo que demuestra que la botella se ha guardado inclinada. Se debe observar si la superficie del vino es brillante o mate, si tiene transparencia y limpieza. Si se quiere, también se puede utilizar una superficie blanca para apreciar mejor el color del vino.
    • Fase olfativa: se acerca a la nariz el vino para comprobar que no hay aromas desagradables. Primero se debe oler el vino sin mover la copa para extraer los aromas más sutiles y después se balancea porque así es como se desprenden los componentes aromáticos. En esta parte de la cata se determinan la intensidad y la clase de aromas que se perciben. Tres son los aromas que se han de descubrir: los primarios (los que aporta la variedad de la uva), secundarios (procedentes de la fermentación) y los terciarios o ‘bouquet’ (son los aromas de la crianza).
    • Fase gustativa: se toma un pequeño sorbo que se deja pasar a lo largo y ancho de la lengua para que las papilas detecten todos los gustos. Igualmente se aspira aire con el vino en la boca y se saca por la nariz para volver a oler los aromas, aunque, a diferencia de la fase olfativa, en este caso es por vía retronasal. En esta fase se valora el ataque o primera impresión, el paso en la boca, el postgusto y el retonasal. Por último, se traga y todos los aromas y sensaciones persisten en la boca después de ser ingerido. Esa mayor o menor persistencia en boca es la que permitirá distinguirlos.

¿Qué te parece? Seguro que es un plan que a todos os interesará y, no te preocupes, seguramente al principio no tengáis mucha idea sobre cómo definir los caldos pero cata a cata os convertiréis en expertos. Finalmente, el vino es una cuestión de gustos.

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